Y uno bucea en textos que alivien el día, arrastren las penas, las escurran por las alcantarillas.
A veces, las lecturas dan una mano.
«… y la chatura de la pampa le pareció una forma de silencio, o mejor dicho, la otra cara del silencio que él nunca había visto. Hasta los pájaros hablaban en otro idioma y entre ellos.»*
Silencio ante tanto bullicio.
Un viejo poema proclamaba defender la alegría como una trinchera. Alguien se planta y pide recuperar palabras. Ternura es una de ellas.
Una protagonista y el asilo en un barrio de librerías para refugiarse del dolor.
—Y cuéntame, ¿qué has aprendido viajando y leyendo?
—Muchas cosas. A fuerza de viajar y de leer siempre me convencía de que no sabía nada. Así es la vida. Una duda continua. ¿No había una poesía de Taneda Santōka que hablaba de ello? «Te haces camino entre los montes y solo encuentras otros montes».**
En otras ocasiones no hay lecturas que alcancen y la vida muestra toda su ferocidad. Solo basta mirar alrededor para darse cuenta.
Y uno transita por el borde de esa cornisa diaria.
(*) Kamiya, Alejandra, en el cuento La garza, en La paciencia del agua sobre cada piedra, 1a ed. – Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Eterna Cadencia, 2023. Libro digital, EPUB.
(**) Yagisawa Satoshi, Mis días en la librería Morisaki, edición digital.