Me gustaría pensar que sí

No estaba seguro, pero era probable que te haya soñado otra vez. Lo sé por la somnolencia, ese duermevela donde no terminás de irte o no te dejo. Y no tiene que ver con el calendario —arbitrariedad humana para asociar fechas y acontecimientos— sino con tu falta, con la convivencia con tu falta, para ser más preciso.

A esta altura (¿de la vida?, ¿de transitar?, ¿de más arrugas y canas?) recuerdos de recuerdos al costado de camino, paso del tiempo, si es que hay algo de eso ahí. «… En su origen es uniforme, pero, cuando se consume, se transforma en algo irregular. Ciertos periodos de tiempo son terriblemente largos y pesados; otros, breves y ligeros. Y, a veces, el orden de los acontecimientos se altera y, en los momentos críticos, incluso desaparece. También se le añade lo que no debería añadírsele», anoté alguna vez, de 1Q84 de Murakami.

O este epígrafe más conocido: «La vida no es la que uno vivió sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla». García Márquez y su Vivir para contarla, en una intertextualidad que apunta en esa sintonía.

Ausencias y palabras, un relato que intenta tejer un entramado que sostenga un pacto de cordura, las paces para caminar. Quizás como la ficción.

¿Vivimos lo que contamos?; ¿Contamos lo que vivimos? El cuerpo y sus memorias, las que señalan este extrañarte por ráfagas, tu aparecer en sueños, el reconocerme en algunos gestos y preguntarme qué pensarías de mí o de quienes todavía extrañamos tu partida.

¿Será que la muerte es costumbre de no verte, fechas en el calendario, melancolía, lágrimas, miradas desnudas al vacío?; ¿Bronca?; ¿O sólo ausencia?; ¿O eso y mucho más?; ¿O nada? Si parece una habitación de paredes desnudas y vacía que se lleva todo consigo dejándonos al borde del desamparo.

Uh, Beascochea, me reprocharon alguna vez y que interpreté como otra vez con lo mismo. Torpedo a la línea de flotación. Ayer abrí un archivo de texto. Se llamaba habitar. Estaba vacío, segundo torpedo. Quizás debiera escribir sobre la imposibilidad de escribir. O colgar los botines.

Romina Paula y Agosto, ese tono confesional a la hora de narrar. Se trata de recuperar sin dolor. O del dolor y recuperarse.

Sabés, no es un día más. A lo mejor por eso soñé con vos. ¿Hubiéramos ido juntos a la plaza? Me gustaría pensar que sí.

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