El corral de los recuerdos

He visto a hombres fieros gritar de coraje o miedo y arremeter contra otros hombres.

He sentido el sabor pegajoso de la sangre en mi boca, adherida a la piel, con el olor de la muerte y sus ojos huecos.

He recordado a los que no se rindieron, hombres rabiosos que preferían morir en el desierto y regar la tierra con su sangre.

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Alborea una esperanza ingenua

Bueno, llega el rodaje para Lo que queda, mi último trabajo, editado por Colisión Libros.

Como siempre, el agradecimiento inmenso a Cristina Witt por la confianza y apostar a la edición de esta nueva novela, de pérdidas colectivas y personales, como adelanté alguna vez. «¿Se le puede dar forma al horror y la muerte? Porque al fin y al cabo, se trata de una pelea desigual entre el bien y el mal, de continuar, a pesar de. Eso nos diferencia de las fieras. Estoy segura. O trato de creérmelo. ¿Podré moldear una esperanza de baja intensidad, un piso firme en donde apoyarme y apoyarnos?», se pregunta una de las protagonistas.

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La diuca, el pájaro que salva al mundo

La Pampa y el largo Sur en que se inscribe, la Patagonia toda, constituyen una región austera y heroica, curtida de olvidos y despojos, pero a la vez, hermosa y hechizada. Vivimos en una tierra mágica, cuyo pacto de existencia con el Universo se renueva día a día. O mejor dicho, noche a noche.

Porque al filo del alba, cuando todavía la oscuridad es absoluta y relumbra Wüñyelfe, el lucero de la madrugada, el mundo afronta la pregunta decisiva, la duda mayor: ¿amanecerá? El porvenir se juega a suerte o verdad.

El día o la nada. La continuidad de la vida -sólo posible con el sol-, o su interrupción y el cese de la maravilla cotidiana.

Encrucijada tremenda, disyuntiva final que en ese momento único de la noche, de cada noche, coloca a todo lo que alienta sobre la tierra ante el “cara o ceca” de la muerte o la vida; ante el anverso o reverso del naipe del destino.

El mundo vacila y se estremece. El mundo queda en vilo frente a esa horqueta de senderos, que se reitera inexorable.

… Y un pájaro lo salva. Noche a noche, un pájaro salva al mundo. Un pajarito pequeño, “gris plomizo, vientre y garganta blancos”, que en el instante crucial, en el inmenso silencio de la noche patagónica, canta. Rompe a cantar. Y amanece. Es ella, la diuca, (la racadiuca, la “yuquita” del cariño infantil). Y la vieja sabiduría del hombre de la tierra, la siempreverde palabra del pueblo, así lo enseña: “La diuca no canta porque esté por amanecer. Canta para que amanezca.”

Aprendamos su lección.

Me pareció muy bello. El texto es de Edgar Morisoli, del libro: “La lección de la diuca”, 2003,  Pitanguá Santa Rosa, La Pampa, incluido en el CD: “Edith Rossetti canta a Edgar Morisoli!.

Acerca de Edgar Morisoli

Edgar Morisoli nació en Acebal (Santa Fe) el 5 de noviembre de 1930. Es poeta, escritor y ensayista. Aunque nacido en Santa Fe, reside Santa Rosa, La Pampa, siendo pampeano por adopción.

Fue miembro fundador de la Asociación de Escritores Pampeanos.

Muchas de sus poesías han sido musicalizadas. Su libro de ensayos: “Fábula del tiburón y las sardinas. El ALCA y la cultura”, plantea ya desde su título la temática que desarrolla en profundidad con lúcido análisis. La repercusión de su obra se expande más allá de los límites provinciales. “La poesía de Morisoli -cargada de matices, de lectura lenta- edifica una sólida épica de aquellos personajes cuasi anónimos que poblaron el oeste pampeano, o esas zonas de obreraje y paisanos de la patagonia; su gesta es cantar para que no se los lleve el olvido” ha dicho de él Sergio De Matteo. “Cancionero del río Colorado”, “Solar del viento”, “Tierra que sé”, “Salmo bagual” y “Última rosa, última trinchera” son algunos de sus poemarios.

Obras publicadas:

“Salmo Bagüal”, 1957/1959;

“Solar del Viento”, 1966;

“Tierra que sé”, 1972;

“Al Sur Crece tu Nombre”, 1974;

“Obra Callada” (1974-1986)”, 1994;

“Cancionero del Alto Colorado”, 1997;

“Bordona del Otoño/ Palabra de Intemperie”, 1998;

“Hasta Aquí la Canción”, 1999;

“Cuadernos del Rumbeador”, 2001;

“La Lección de la Diuca”, 2003;

“Última Rosa, Última Trinchera”, 2005;

“Un Largo Sortilegio”, 2006;

“Tabla del náufrago”, 2008;

“Pliegos del amanecer”, 2010;

“Porfiada luz”, 2011.

Obra inédita:

“Tiempo Litoral”, (Selección poética 1948-1955);

“¿De quién es el Aire?”, (Notas y ensayos breves 1985-2005);

“El mito en armas o anunciación de Castelli Inca”.

Es autor de numerosas canciones musicalizadas por Reinaldo Labrín, Guillermo Mareque, Delfor Sombra, Lalo Molina, Cacho Arenas, Oscar García, Beto Leguizamón, Guri Jáquez, Raúl Santajuliana, Ernesto del Viso, Juani De Pian, Juan Manuel Santamarina, José Gabriel Santamarina, Luis Wanzo y Mario Díaz, editadas por diversos sellos de Argentina y México. Entre ellas se encuentra la cantata: “Epopeya del Riego” (1990), por solista, conjunto de cámara, recitante y coro.

Han interpretado plásticamente su poesía, entre otros, los artistas María del Carmen Pérez Sola, Luis Trimano, Jorge Sánchez, Marta Arangoa, Raquel Pumilla, Dini Calderón, Alfredo Olivo, René Villanueva, Eugenia Lomazzi, Cristina Prado, Teresita López Lavoine, Paula Rivero, Osmar Sombra y Martín Viñes.

Sus “poemas a voces” “Grito de la Piedra” (1966), “Jornada de los Confines” (1976) y “Bienvenida y Adiós”, han sido interpretados por grupos actorales, con acompañamiento musical, en Santa Rosa y General Pico. La cantata “Epopeya del Riego” se presentó en Santa Rosa, Neuquén y Colonia 25 de Mayo.

A partir de textos suyos referentes a la Crezca Grande del río Colorado (catástrofe sucedida en 1914), musicalizados por Miguel Touceda y demás integrantes de los “Músicos del Galpón” de General Pico, se montó el espectáculo “El Bautista de la Rinconada”, con coreografía del Ballet Municipal de dicha ciudad conducido por Sergio Roldán. Además de General Pico, se presentó en Buenos Aires, Córdoba y Tucumán.

Su obra está incluida en las siguientes antologías, comentarios escritos y grabaciones sonoras: “Suma de Poesía Argentina 1538-1968”, Guillermo Ara, Bs. As., 1970; “40 Años de Poesía Argentina: 1920-1960”, José Isaacson y Carlos E. Urquía, Bs. As., 1964; “Antología de la Poesía Argentina”, Raúl Gustavo Aguirre, Bs. As., 1979; “Generación Poética del 50”, Luis R. Furlán, Bs. As., 1974; “El 60”, Alfredo Andrés, Bs. As., 1969; “Poesía Gauchesca del Siglo XX”, Eduardo Romano, Bs. As., 1977; “Textos Literarios de Autores Pampeanos”, Norma Durango de Martínez Almudévar y Doris Gonzalo de Giles, Santa Rosa, 1986; 2ª edición, 1995; “Este Canto es América”, Héctor David Gatica, Bs. As., 1993; “Cancionero Pampeano”, Dirección Provincial de Cultura, Santa Rosa, 1975; “Cancionero de los Ríos”, Honorable Cámara de Diputados, Santa Rosa, La Pampa, 1985/86. / 2ª edición, 2001; “Raicillas: Músicos y Poetas de La Pampa” (casete), Santa Rosa, 1991; “País de vientre abierto. Poesía Social Argentina de principios del siglo XXI”, Vicente Zito Lema y Roberto Goijman, Chubut/Buenos Aires, 2005.

Colabora en publicaciones de La Pampa, Río Negro, Córdoba, Chubut, Santa Fe y Buenos Aires. Es socio fundador de la Asociación Pampeana de Escritores y pertenece a la Asociación de Poetas Argentinos.

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