Alborea una esperanza ingenua

Bueno, llega el rodaje para Lo que queda, mi último trabajo, editado por Colisión Libros.

Como siempre, el agradecimiento inmenso a Cristina Witt por la confianza y apostar a la edición de esta nueva novela, de pérdidas colectivas y personales, como adelanté alguna vez. «¿Se le puede dar forma al horror y la muerte? Porque al fin y al cabo, se trata de una pelea desigual entre el bien y el mal, de continuar, a pesar de. Eso nos diferencia de las fieras. Estoy segura. O trato de creérmelo. ¿Podré moldear una esperanza de baja intensidad, un piso firme en donde apoyarme y apoyarnos?», se pregunta una de las protagonistas.

Dice Andruetto: «En aquel tiempo el mundo era para mí la llanura, un espacio abierto para avanzar en cualquier dirección, quizás la mejor manera de no avanzar, de quedarse una detenida al borde del campo, sin otra cosa más que mirar.

No está mal mirar, si fuera posible, hasta el límite de lo posible. La mirada acaba en el horizonte; en los primeros planos no hay sobresaltos, solo surcos abiertos, y la vida parece por demás sencilla. El misterio está allá lejos, en esa inmensidad llena de nada*». Algo de la llanura hay en Lo que queda, pero no lo es todo.

Para quienes leyeron El porvenir es una ilusión (novela, también editada por Colisión Libros), se encontrarán con personajes conocidos, también con pájaros que trinan por ahí, hasta una esperanza ingenua, atajos necesarios para sobrevivir, suerte de anteojeras y zanahorias a las que aferrarse para seguir adelante. Todos y todas las necesitamos.

Habrá lecturas y presentaciones. Porque la llegada de un nuevo libro se celebra. Por ahora, algunos ejemplares pueden conseguirse en la Feria Internacional del Libro de Neuquén, en el stand de la Cámara del Libro. Y espero que no falte mucho para sumar a librerías locales.

(*) María Teresa Andruetto, El arte de contar.

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