Fondista

Memoria quebradiza, austera, esquiva, que deja escapar imágenes y olores.

Lecturas silenciosas y voraces, la calma de una mañana cualquiera, previa al sofocón de los recuerdos.

Cartas viejas, textos inconclusos, renuentes, el olvido de tu voz.

La maquinaria forzada y altiva de algunas palabras.

Descreimiento de poses y frases. Más lecturas.

Un poema conmovedor de Chantal Maillard: escribir/como quien muerde un rayo/con los brazos en cruz.

Una llanura que todavía conmueve, el país de los tíos, el continente de las flores y el arenal de la memoria.

Arremangarse y sumergirse en el borrador cual fondista al que le faltan pocos kilómetros y sabe que debe llegar o desfallecer en el intento.

Respirar profundo, recuperar aliento, burlarse de las premisas.

Escribir con la persistencia de la memoria y la tiranía de las palabras.

Imagen: Pixabay

9 opiniones en “Fondista”

  1. Un entrenamiento continuo, desde que aprendemos a caminar y a lo largo de la vida. Y también para escribir, a pesar de la tiranía de las palabras, como decís.
    Me gustaron tus reflexiones, breves y contundentes.
    Saludos.

  2. Yo no se hasta qué punto la memoria está hecha de palabras y las palabras de memoria, o dicho de otro modo, cuánto hay de relato en los recuerdos y cuánto debe nuestro relato actual a nuestro pasado. Todo es una carrera en la que nos vamos dando el relevo a nosotros mismos.
    Ser un buen fondista es una virtud que envidio. Yo soy más de distancias cortas.

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