Debe tener pies y cabeza

«Lo primero que tiene que saber el que va a escribir es cuál es su meta, con qué material se debe meter o puede meterse. Cada uno debe saber cuáles son sus limitaciones, decirse: no me puedo meter con este material, porque no lo puedo manejar. No todos los materiales son para mí. Yo debo saber que un tema me va a convocar y que se va a imponer sobre todos los demás. Es como elegir cualquier otra actividad de la vida…

… Entonces, elijo el tema que me interesa y después lo defiendo. Yo debo defender mi veta, mi deseo. A veces la gente no defiende su propia veta porque piensa que no es objeto de literatura, que el tema que eligió es una pavada y no se trata de material literario. Hay un cúmulo de historias que pueden o quieren ser narradas y hay que encontrar un lugar mental y un tiempo para esa historia particular que me convoca. Cualquier cosa se puede convertir en literatura, si está bien escrita. El papel es como un burro, lleva lo que le ponen encima…

… Uno no siempre elije los temas, a veces el tema te elije a vos. ¿Salgo o no salgo a la calle? ¿Voy a esa fiesta? Hay miles de razones para salir o tomar una decisión determinada y para eso hay que conocerse a sí mismo. Decido y luego actúo, tomo café o tomo té, le agrego leche o limón. A veces es el cuerpo el que decide por vos. El proceso de selección puede ser interno, como ocurre con la elección de los personajes. Hay cosas que te convocan, que te llaman. O encuentro una excusa para no ir, para no hacer, y esa excusa se transforma en mi tema…

… Esto de escribir es de alguna manera un Pathos o Eros disimulado. Un texto es un entusiasmo sublimado, una transposición de Eros. ¿Acaso el amor no es un trabajo? Si a mí nada me interesa o me interesa todo de la misma manera, hay una indistinción por la cual yo no podré escribir. Para escribir, debo saber manejar el tiempo interno, mantener el nivel de esa tarea que debe durar un tiempo mínimo, para que tenga resultados. Busco un tiempo para escribir y en esa tarea me acompaño a mí mismo como el que escribe y también como el que acompaña al que escribe haciéndome cargo de lo que hago. Una cierta seguridad es necesaria, pero no debe ser petulante. Es la seguridad mínima que necesito pensando que voy a hacer algo bien, no dependiendo ni del elogio ni de los palos.

Escribir no es inventar. La realidad ya es un invento, porque lo real no existe, ni es real de igual manera para todos. Escribir es partir de algo que tiene que ser verosímil y que puede ser una sensación o un sueño pero debe tener pies y cabeza».

Hebe Uhart

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https://www.pidotiempo.com/un-mar-de-vacilaciones-clase-de-escritura-de-hebe-uhart/

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