Deambular por la calle, escuchar voces ajenas, deseos de otros, charlas, enojos.
Caminar entre vendedores que buscan la diaria en cada esquina.
Deambular como si hubiese alternativas. Atajos contra el tiempo, aliviar la espera.
Allá el río, aquí la soledad en la marea humana.
Una librería y sus saldos, similares al cielo encapotado.
Un trueno.
Una tonada venezolana o colombiana que habla por teléfono, muy bella pero que contrasta con sus rasgos de tristeza y exilio.
Flâneur que recoge imágenes, olores, voces, un nadie de lujo en una ciudad viva. Y ajena a veces, por qué no.
El banco como reparo, pausa y tregua.
Estos textos cortos y cotidianos dicen muchas cosas.
Es como una mirada panorámica del día.
Un abrazo!
Me encantan este tipo de entradas, lo que viene siendo la vida sin filtros.
un abrazo
La vida misma… con su rutina.
Mil besitos.
Instantáneas íntimas y crónicas urbanas. Una misma mirada.
Abrazos, Horacio.
Lo que nos rodea. Como si fuéramos cámaras, sin más.
Un abrazo
Esos deambulares atento a lo que pasa afuera y también a lo que afectan internamente son muy productivos.
Los reflejaste muy bien, Horacio.
Abrazo.
La soledad en la marea humana. Cada vez más.
Y tú con tu maestría para sentir, captar y narrar esos instantes.
¡Qué gusto es siempre leerte!
Un beso grande