Satisfacciones

La primera mirada por la ventana al despertarse

el viejo libro vuelto a encontrar

rostros entusiasmados

nieve, el cambio de las estaciones

el periódico

el perro

la dialéctica

ducharse, nadar

música antigua

zapatos cómodos

comprender

música nueva

escribir, plantar

viajar

cantar

ser amable

Poemas y canciones, de Bertolt Bretch

Bajo el título de “Poemas y canciones”, esta antología digital recoge —en versión de Vicente Romano y Jesús López Pacheco— las mejores piezas de la actividad poética de Bertolt Brecht (1898-1956) incluidas en su producción teatral y narrativa, o publicadas como tales en libros o revistas.

La selección respeta los criterios cronológicos, de manera que el lector puede seguir la evolución del autor desde su etapa anárquica hasta las obras de madurez del exilio y la postguerra.

Sobre los deseos

Desear para sentirse vivo.

Últimamente, las lecturas van por los deseos. Pulsiones de vida, resistencias posibles —pienso en otra palabra menos bastardeada que todavía no se arrima— contra las pulsiones de muerte que impulsan una desintegración social.

Estrategias y pequeños deseos. Contra lo ordinario.

Contra lo ordinario

Nadie ha podido demostrar hasta ahora
de manera fehaciente
que los pequeños deseos
son más fáciles de conseguir que los grandes.
Solo se ha podido demostrar
de manera fehaciente
que son más numerosos.

El poema es de Cristina Peri Rossi, en «Estrategias del deseo», edición digital.

Libros alados

¿Qué será esto visto desde el futuro cuando mi tiempo no sea más mío y aunque hoy mismo no lo sea?(*). La poesía de un par en esto de escribir.

Ismael canta Somos.

Y en estos días el que escribe, consciente del privilegio

de nacer en esta orilla, cree que aún este será el tiempo

del ángel temeroso que suspira, átomo que gira en solitario,

alienígena nacido en esta tierra, del sueño sublime, en fin,

del hombre y la mujer que buscan otro mundo posible.
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Canta las cosas que penetran al corazón

CANTO

Tú no cantes
no cantes a las flores de cerezo
ni a las alas de las libélulas
no cantes al murmullo del aire
ni al aroma del cabello de las mujeres.

Niégate
todas las cosas débiles
todas las cosas frágiles
todas las cosas melancólicas.

Rechaza
todas las cosas sentimentales
y canta con franqueza
lo que piensas
lo que llena nuestro estómago.

Canta las cosas que penetran al corazón
canta un canto que aúlle cuando lo destrocen
un canto que brote desde el fondo del agravio.

Estos cantos
cántalos valerosamente con una melodía severa.

Estos cantos
clávalos con martillo en el corazón de la gente.

SHIGUEHARU NAKANO (FUKUI, JAPÓN, 1902-1979)

De origen campesino. Ingresó en 1924 en la facultad de letras alemanas de la Universidad de Tokio. En 1926 publicó la revista Roba (El asno), en colaboración con otros jóvenes poetas. Organizó un grupo literario marxista con estudiantes universitarios, llamado Sociedad de Estudios sobre el Arte Marxista, el que se unió más tarde a la Federación de Arte Literario Proletario del Japón, cuya revista fue Bunguei Sensen (Frente de Arte Literario). Nakano tuvo participación decisiva en la elaboración de la teoría de lo que en el Japón se conoce como literatura proletaria, movimiento surgido en 1921, y destrozado en 1932 por el gobierno ultranacionalista japonés. En su obra concilia el lirismo y lo ideológico. Se considera la máxima representación de la poesía marxista del Japón. Sufrió cárcel y censura.

(Extraído de Antología de la poesía moderna del Japón, 1868-1945.)
AA. VV., 2010. Traducción y selección: Atsuko Tanabe.

Imagen: Pixabay.

El monte y el río

En mi patria hay un monte.
En mi patria hay un río.

Ven conmigo.

La noche al monte sube.
El hambre baja al río.

Ven conmigo.

Quiénes son los que sufren?
No sé, pero son míos.

Ven conmigo.

No sé, pero me llaman
y me dicen: «Sufrimos».

Ven conmigo.

Y me dicen: «Tu pueblo,
tu pueblo desdichado,
entre el monte y el río,
con hambre y con dolores,
no quiere luchar solo,
te está esperando, amigo».

Oh tú, la que yo amo,
pequeña, grano rojo
de trigo,
será dura la lucha,
la vida será dura,
pero vendrás conmigo.

Del libro Los versos del capitán, de Pablo Neruda.

Hay cadáveres

Portada de «Cantares de Junio», de Gerardo Burton.

vi

en las morgues hay cadáveres, pequeños con delantal blanco 
            la lluvia no cesa y hay cadáveres
y en la plaza árboles monumentos edificios
            pelean su lugar 
con diez toneladas de bombas            automóviles
      colectivos             trolebuses         camiones
        despanzurrados  tranvías
aceite combustible sangre sobre el empedrado húmedo 
            y encima
hay cadáveres trozos perros esquirlas de carne muerta
              y no más dolorida esa carne
sacrificada la carne por la libertad
               cristo vence la democracia
que muera el tirano que no murió
XXX

¿cuánta ternura
             no habrá sido desperdiciada
pisoteada
              ¿en las tristes malezas del odio? 
¿qué amor azul 
             del aire al amanecer
no habrá claudicado? 
¿cuántos besos
             habrán perdido los amantes
y qué madre
             no habrá amamantado ya más?

carne sufriente son, almas dolidas
            voces que no cantan, plañen
y ojos hartos de ver
             tanto dolor, ah magnolia muerta

(Poemas de “Cantares de Junio”, de Gerardo Burton).

El 16 de junio de 1955, aviones de la Armada y la Fuerza Aérea bombardearon la Plaza de Mayo en Argentina, además de disparar con ametralladoras contra el Ministerio de Economía y otros edificios públicos, en un intento de golpe de estado contra el gobierno del general Juan Domingo Perón.

El ataque causó al menos 308 muertos y miles de heridos.

Durante décadas, el hecho fue silenciado por la historia oficial.