—¿Cómo se hizo eso?
—Jugando a la rayuela
—¿No está un poco grande?, ¿Cuántos años tiene?
—Perdí la cuenta luego de los 65, ¿Por qué pregunta?
—Porque a su edad… debería hacer otras cosas. ¿La rayuela, me dijo?
—Sí. Con mi nieta. ¿Conoce el juego?
—Tengo alguna idea, sí. También sé que hay un libro, pero no lo leí. Quédese quieto que lo vendo, abuelo.
—Abuelo, las papas fritas. ¿Cómo que no leyó Rayuela?
—No tengo tiempo, abuelo. No me mire así: entre las recortes presupuestarios, las guardias y los turnos en el hospital, termino molido. No me diga nada, seguro que es un libro para pibes.
—Es un libro entre tantos libros, creo. Y sí, puede ser para pibes (y pibas)… de quince, veinte, treinta, sesenta.
—Quédese quieto le digo, que tengo que vendarlo. ¿Y cómo se juega?
—… A ver si me acuerdo: «la rayuela se juega con una piedrita que hay que empujar con la punta del zapato. Ingredientes: una acera, una piedrita, un zapato, y un bello dibujo con tiza, preferentemente de colores. En lo alto está el Cielo, abajo está la Tierra, es muy difícil llegar con la piedrita al Cielo, casi siempre se calcula mal y la piedra sale del dibujo. Poco a poco, sin embargo, se va adquiriendo la habilidad necesaria para salvar las diferentes casillas (rayuela caracol, rayuela rectangular, rayuela de fantasía, poco usada) y un día se aprende a salir de la Tierra y remontar la piedrita hasta el Cielo, hasta entrar en el Cielo… «, ¿entendió?
—No tanto, pero ¿hasta dónde llegó?
—Casi hasta el cielo, mire, pero sabrá que eso es imposible, ¿no?
—Si usté lo dice… Yo tomé la comunión, la confirmación y todos los santos que andaban dando vuelta por ahí. Ya está… trate de no caminar mucho. Ya que le gusta leer, léase algo, durante unos días y no le dé bolilla a su nieta. ¿Cómo se llama la mocosa?
—A mí me gusta decirle La Maga.
—Pero eso no es un nombre…
—¿Quién le dijo que no?
—Espere, abuelo… no se vaya, necesito que me firme esta planilla, ¿como me dijo que se llamaba?
—Y dele con abuelo… Julio, m´hijo.
(Texto ya escrito, con leves modificaciones)
Hermoso
¿Y antes de los recortes presupuestarios, las guardias y los turnos? Mucho se ha perdido ese doctor por estar tanto en la tierra. Yo quisiera a Julio como abuelo, aunque esté lejos de parecerme a la Maga.
Precioso texto, Horacio
Un beso grande
una belleza el haberte hallado
Qué bonito! Me ha encantado.